Confiando en Dios en todo tiempo
Armando es un joven guatemalteco que confió en Dios para ir nueve meses de misiones a Alemania, a trabajar en el Patchwork Center, un ministerio que sirve a una comunidad desfavorecida en Schwerin, al este de Alemania. ¡Lee su historia!
Mi primer encuentro con el Patchwork Center fue en el verano de 2021, cuando el Señor me dio la oportunidad de conocer el proyecto. El interés nació a través de un estudio bíblico sobre la gran comisión. En octubre del 2021, por motivos personales experimenté un cambio radical y, semanas después de mucha oración y charlas con los encargados de mi iglesia, el Señor puso mi corazón el regresar a Alemania durante más tiempo. Ahora que mi tiempo allí ha finalizado, puedo decir que ha sido una experiencia donde he visto al Señor en cada momento.
Fue en el mes de enero cuando tuve la oportunidad de volver al Patchwork Center, y volver a conectar con las relaciones que había hecho durante el verano, que el Señor las bendigo y las mantuvo durante el tiempo que estuve fuera. Durante mi tiempo allí, mi pregunta era: "¿por qué has vuelto, si no dominas el idioma?" La respuesta hasta el mes de marzo fue: "Buena pregunta yo tampoco lo sé".
Mi ministerio y mi zona de confort siempre fue trabajar con niños y jóvenes, pero se me dio la oportunidad de expandirlo trabajando con adultos, a través del inglés, escuchando a las personas, leyendo la Biblia con ellos, conociendo su historia... y para mi sorpresa, eso fue un regalo enorme del Señor. Con la invasión de Rusia en Ucrania, el Señor nos puso a prueba con la llegada de los refugiados y el Señor tocó mi corazón al ver a familias partidas por culpa de la guerra. Mi malestar inicial con el Señor, Él lo convirtió en deseo de ayudar, y orando el Señor me regaló la oportunidad de trabajar con esas familias y niños desde el primer momento, conservando ese sentimiento de familia hasta hoy en día.
Durante mi tiempo aquí tengo la sensación que aprendí más que lo que di, el Señor bendijo mi tiempo en gran manera. Obviamente, hubo tiempos malos donde tal vez no tenía claro cómo proseguir, pero con la guía y la ayuda del Señor Él convirtió ese sentimiento en un nuevo camino para acercarme al Él. Estuve más tiempo fuera de mi zona de confort que dentro. El Señor me enseñó que está bien decir "no sé", no saberlo todo también está bien, lo único que necesitamos es confiar en Él, en su misericordia y en su ayuda.
Vivir una experiencia de misiones a corto plazo me ayudó a abrir un mundo de nuevas perspectivas, y a considerar cosas que no había considerado antes. Qué prepara el Señor para mi vida, no lo sé, pero confío en su plan y sé que es más que perfecto. En lo personal y mi oración a partir de ahora es que más jóvenes tomen el paso de tener esta experiencia.
--Armando Berreondo, misionero de corto plazo con la MCE